Reforma tributaria de Chile se hará eco de estudiado vínculo entre política fiscal y equidad de género
Investigación hace un zoom a ciertos temas fiscales específicos, como la tributación del mercado laboral, impuestos sobre capital y riqueza, y sobre el consumo.
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Las demandas por equidad de género han tomado fuerza en prácticamente todas las esferas del debate público, y en la política fiscal no se queda atrás. De hecho, un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) describe la relación entre ambos, y aborda tanto los sesgos explícitos como implícitos, poniendo énfasis en estos últimos, que define como los “más comunes y difíciles de abordar”.
El paper -titulado “Impuestos de género: la interacción de la política fiscal con la equidad de género”- hace un zoom a ciertos temas específicos, como la tributación del mercado laboral, impuestos sobre capital y riqueza, y el consumo, y realiza una una serie de recomendaciones, las que afirma deben responder a circunstancias y regulación específicas de cada país.
Marcela Perticará, directora del Departamento de Economía de la Universidad Diego Portales (UDP), califica el análisis como un “gran aporte”, y explica que este “provee evidencia sugestiva de cómo la política tributaria puede contribuir a exacerbar la brecha de género tanto en el mercado laboral como en la distribución del ingreso y riqueza”. Así, el estudio advierte que, aunque se necesita más investigación, “hay muchas opciones para reformas políticas bien justificadas que contribuirían a la igualdad de género”.
“La política fiscal puede no ser siempre la mejor herramienta para abordar cada fuente de desigualdad de género, pero como se ilustra en este documento, incluso una política fiscal explícitamente neutral puede tener efectos de primer orden en dimensiones importantes de la desigualdad”, se lee en el artículo que llega en momentos en que el Presidente Gabriel Boric ha reiterado que su gobierno impulsará que el enfoque de género esté presente en todas las políticas que se implementen, algo que la subsecretaria de Hacienda, Claudia Sanhueza, reitera en el plano fiscal. “El programa y el gobierno en su conjunto tiene una perspectiva feminista”, reafirma la autoridad.
La economista adelanta que “la reforma tributaria que buscamos impulsar considera una mejora en la progresividad del sistema tributario, lo que a su vez, reduce las brechas de género en recaudación, ya que las mujeres están menos presentes en los tramos más altos de ingresos y riqueza”.
Agrega que de esta manera la contribución a las arcas fiscales también será beneficiosa para todas, algo que igualmente ocurrirá por el lado del gasto.
Sanhueza detalla que las propuestas de reconocimiento del trabajo no remunerado y ampliación de derechos sociales “también son coherentes con esta agenda”, y explica que como gobierno esperan que las organizaciones feministas participen activamente en los diálogos sociales, para poder incorporar propuestas más específicas sobre la materia.
Una opción para Chile
Perticará, también investigadora asociada del Núcleo Milenio en Movilidad Intergeneracional (MOVI), señala que -de momento- en Chile “el debate no se ha focalizado en qué tan pro-mujer es el sistema impositivo, sino más bien en qué tanto más progresivo podemos hacerlo en general”.
A juicio de la experta, es necesario mejorar la capacidad del sistema tributario para redistribuir, pero afirma que “es cierto que muchos países también usan el sistema tributario no sólo para redistribuir ingresos, sino que también para implementar políticas pro-equidad”.
La académica explica que varios países usan sistemas de “crédito tributario para ingreso del trabajo”, entregando a las personas de menores ingresos un crédito reembolsable condicional en trabajar, y dice que esto puede ser una “buena alternativa” en Chile.
Señala que este tipo de programas han logrado aumentar la participación laboral femenina y de jóvenes, de la mano de reducir la pobreza -sobre todo entre madres solteras- y la desigualdad.
Pero detalla que las brechas de género requieren también de políticas específicas, y plantea que es clave intervenir el sistema de cuidado y revisar políticas que pueden estar perpetuando estereotipos de género. Menciona, por ejemplo, que solo la trabajadora puede hacer uso del beneficio de sala cuna estipulado en el artículo 203 del Código del Trabajo -no así el padre-, algo que afirma “no solo crea un desincentivo a la contratación de mujeres, sino que perpetúa la idea de que es la mujer la responsable del cuidado”.
Sanhueza, en tanto, señala que en Colombia hubo una discusión “interesante” sobre el llamado “impuesto rosa”, aplicado a bienes de primera necesidad solo para las mujeres, que presentan precios mayores por ser de “color rosado”. “Se puede avanzar en reducir esa discriminación por el lado de los impuestos o por el lado del gasto, con provisión pública de bienes”, indica.